16 noviembre 2007

“EL CRUCE DEL NIAGARA”

Por: Marcela Domínguez.


El pasado sábado 10 de noviembre se presento la exitosa obra “El cruce del Niagara”, del autor peruano Alonso Alegría, con la dirección de Daniel García, en el Auditorio Jorge Ibargüengoitia del Fórum Cultural Guanajuato.

“El cruce sobre el Niágara” es una célebre obra de teatro latinoamericano de los años 60, Premio Casa de las Américas 1969, representada en más de 50 países y traducida a más de una docena de idiomas. Su autor, Alonso Alegría, crea una bella metáfora de la vida del hombre que necesita de la ayuda del otro para cumplir su meta.

Vivir exige tomar decisiones y asumir riesgos como el equilibrista que cada vez que cruza el cable sobre el río Niágara, en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, se juega la vida. Para escribir esta obra, él se inspiró en la vida de Charles Blondin, equilibrista francés del siglo XIX, que se dedicaba a cruzar el Niágara sobre un cable y que en una ocasión lo hizo llevando a otro hombre.

El montaje comienza con el encuentro entre Blondin y un joven admirador llamado Carlo, que reprocha al artista que su espectáculo sea comercial y mediocre. Y es que la tortilla que come el equilibrista sobre el vibrante cable a 50 metros del Niágara no tiene los 12 huevos que anuncia, ¡sino sólo ocho!, por lo que Carlo echara en cara a Blondìn que estafe al publico.

Esta anécdota es el punto de partida de un intenso combate dialéctico entre los dos hombres, que acabará por acercarlos hasta fundirlos en uno solo que adopta el simbólico nombre de Icarón, cuando crucen juntos el Niágara.

Hay un esfuerzo considerable en este montaje dirigido por Daniel García en el que la palabra y la interpretación de los actores asumen todo el protagonismo, pero no acaban de cuajar con fuerza las imágenes que pretenden traducir esa gran y bella metáfora que es el cruce del Niágara. No ayuda tampoco un escenario prácticamente vacío y oscuro, con dos sillas y algunos paneles con nubes que aumentan a medida que transcurre el tiempo. Hay que apuntar momentos en los que funciona bien el duelo entre Blondin-Tapia y Carlo-Mateo, especialmente al comienzo de la representación, con la interpretación de Blondin como artista pagado de sí mismo y solitario, cuya creatividad está bloqueada, y de Carlo, como científico ilusionado, idealista y excesivo.

Realmente vale la pena disfrutar de este tipo de obras que trae para nosotros el Forum Cultural Guanajuato.

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