27 julio 2010

Mi vida después de

Lola Arias
FIAC 2010: mundos para ver / Teatro
Por: Luis Mauricio Martínez
Fotografía: Fernando J. López

La puesta
Me pongo el pantalón y empiezo a caminar hacia el pasado… es el diálogo que marca la pauta del espectáculo que se desarrolla a lo largo de cerca de dos horas: fotografías, instrumentos en vivo, vivencias personales, recuerdos y posibilidades, memorias y olvidos. Todo en conjunto como un mosaico teatral sui generis directo desde Argentina que deleitó a los asistentes al Teatro Manuel Doblado el pasado jueves 22 de julio a las 20: 00 hrs., como parte de los eventos de inauguración del FIAC 2010

Y al tiempo que la actriz pronunció el mencionado diálogo arrancó la construcción de un pasado que los personajes no vivieron, pero que heredaron gracias a sus progenitores. ¿Es ese momento histórico que marcó la juventud de quienes son nuestros padres parte de nuestro presente?, es la pregunta implícita que invita a reflexionar la puesta en escena. Una mezcla de vivencias personales con objetos que contextualizaron ese momento desfiló por el escenario.

De manera dinámica los recursos llovieron: una línea de tiempo que intercaló el nacimiento de los protagonistas relacionándolo con el hecho histórico trascendente de ese lapso de tiempo; instrumentos musicales: batería y guitarra, para acompañar y enfatizar las emociones; ropa, ropa y más ropa como el vehículo simbólico para viajar a través del tiempo y poder presentarlo al público; fotografías que cobraron vida al ser animadas en tamaño real por los actores; apoyo de video realizado en vivo; y el mismo cambio de escenografía y elementos como parte del espectáculo. Así, cada uno de los personajes presentaron su propia historia desfilando uno a uno con una mezcla de todos esos elementos más un toque personal agregado. No hubo un clímax, hubo varios. Un texto no lineal sino arriesgado, que llevaba al público a través de la risa a momentos dramáticos.

Los detalles
El riesgo de hablar de hechos históricos relevantes de Argentina, los cuales no son parte del acervo cultural de los asistentes, y menos si se presentan en diferentes países, peligraron la comprensión de la pieza. El propio acento de los argentinos en ocasiones no hizo entendibles unos diálogos, y eso es un error garrafal: en el teatro puedes no actuar bien, puedes improvisar y que se note el error, pero que el público no entienda lo que se dice es imperdonable pues el mensaje que pretenden no se transmite y se demerita la puesta. Por último la extensión de la pieza, hubo momentos que pudieron ahorrarse sin alterar el sentido del mensaje a comunicar, que de por sí se afectó con los dialogos no entendidos.

Sin embargo así es el arte escénico: una representación en vivo perfectible sujeta a variables externas que se presentan sobre la marcha y no dependen de nadie.

Una apuesta contemporánea
A momentos pareció que la improvisación fue el elemento principal, pero ante un montaje tan complejo y perfectamente coordinado no se puede permitir; cada momento, cada trazo escénico está calculado. Ese toque orgánico, casi intimo, a pesar de estar en un escenario tan espacioso, se logró por la mezcla de vivencia personales, que es precisamente una de las tendencias o ramas más difíciles del teatro contemporáneo: integración de experiencias personales y traumas emocionales de los intérpretes al trabajo escénico; y para lograr un resultado redondo los textos se trabajan en conjunto: director, dramaturgo, actor, escenógrafo, etc.,
Es una tendencia muy en voga en Europa. Uno de los grupos teatrales que con mayor éxito trabaja con esa técnica es la compañía Teatro Libre de Bielorrusia, con piezas como Discover Love (2008).
Pues para aquellos amantes del teatro que se quejan de que en América llevamos años de retraso en comparación con el arte europeo Mi vida después de, creada por la escritora y directora teatral Lola Arias, es una muestra que países latinoamericanos están a la vanguardia y altura del mejor teatro europeo. Seguramente en México hay opciones parecidas, pero como es costumbre, salen a la luz con una fuerte campaña publicitaria y giras nacionales únicamente piezas comerciales que además son de dramaturgos extranjeros en su mayoría y las piezas nacionales que apuestan por estas nuevas tendencias quedan limitadas a foros reducidos, sin apoyo publicitario y muy pocos se enteran de su existencia. Y quizá sea el objetivo, pues el teatro no es para las masas, es un arte intimista.

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