01 marzo 2010

Historias de vivos y muertos

Compañía Circo Gitano
Proyecto becado por el Instituto Cultural de León, presentado por Clara Keys.

Por: Luis Mauricio Martínez

Un homenaje, una interpretación escénica del talento y exquisitez literaria del gran Edgar Allan Poe se presentó los días 24 y 26 de febrero en el Teatro María Grever.
Historias de vivos y muertos es el resultado de la lectura que le dieron Mireya Álvarez y Mauricio Vázquez (actores de la obra y adaptadores del guión) a dos grandes piezas de Edgar Allan Poe: Berenice y El tonel de amontillado.

Por un lado Berenice, es la historia de dos primos: Egaus un joven de frágil y perturbada mente que mantiene una relación incestuosa con su prima Berenice, alegre pero que también sufre de una enfermedad que le provoca ataques y que poco a poco mina su salud. Cuando Berenice muere Egaus cae en uno de sus ensimismamientos y se le informa que es profanada la tumba de su amada. Una historia densa que nos habla de los oscuros deseos que puede guardar el hombre en su mente. El tonel de amontillado, es la historia de dos amigos: Montresor y Fortunato, el primero busca vengarse del segundo por una rencilla pasada, durante un carnaval y con una artimaña Montresor engaña a Fortunato y lo conduce a las catacumbas de su palacio donde lo encadena y empareda. Este cuento es de los últimos que escribió Poe, después de la muerte de su esposa, se refleja esa visión oscura de la vida, esa burla hacia la amistad, los sentimientos.
Dos historias que a pesar de tener el suspenso como hilo conductor son sumamente distintas. Conjuntarlas en un guión teatral suena complicado. La propuesta de Compañía Circo Gitano gira alrededor de dos niños que cuentas historias de horror, las representan para disfrutarlas en todos los aspectos. Así, los dos protagonistas: un niño y una niña, con un par de títeres que hacen remembranza a los atuendos carnavalescos se cuentan mutuamente la historia de El tonel de amontillado, al finalizar juegan entre ellos a manera de intermedio y comenzar a adentrarse en un segundo relato: Berenice. Todo bajo el acompañamiento de una flautista que con su melodía enmarca los momentos claves de las historias.
Entender el guión no es tarea fácil y menos si no se tiene una lectura previa de las dos historias; esto no quiere decir que se deba tener el referente de que son dos cuentos los textos originales, pero como guión teatral, sin tomar en cuenta el origen, es algo confuso. A pesar de la transición que se maneja con el juego de los personajes de los niños protagonistas, la fluidez entre las dos piezas se queda corta. En la representación de la primera pieza es un acierto que se hayan respetado los diálogos de los personajes tal como se presentan en el texto original.

En cuanto a cuestiones técnicas la música en vivo es un elemento que se agradece pues le imprime intensidad a ciertas escenas. La escenografía: un telón de fondo, acompañado de elementos como sillas, títeres. La iluminación jugó un papel importante para dar sentido a las escenas. Durante la representación de Berenice se jugó con una coreografía dancística para representar la enfermedad de la protagonista y ese huir de la propia enfermedad mental. Cabe destacar el excelente manejo de la voz que tuvo Mauricio Vázquez en los personajes.
Una buena propuesta, interesante planteamiento, aunque pudo ser más clara la transición entre las dos historias.

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