22 septiembre 2008

Morelia… un día después.

Por: Luis De la Torre


How many times must the cannon balls fly
Before they're forever banned?
how many times can a man turn his head,
Pretending he just doesn't see?
The answer, my friend, is blowin' in the wind
Bob Dylan
(Cuantas veces debe volar una bala de canon,
Antes de caer para siempre.
Cuantas veces tiene un hombre que voltear la cabeza
Pretendiendo que no ha visto…
La respuesta sopla en el viento).


Las palabras de Bob Dylan escritas hace más de treinta años para una situación tan distinta como la guerra de Vietnam suenan hoy tan actuales, tan vivas, tan increíblemente nuestras. Ayer a solo 10 horas de que sucedió la tragedia más horrenda que ha vivido nuestro país en este siglo llegué a Morelia por una situación que nada tenía que ver con el suceso, tenía la cita desde hacía un mes antes, tragedia o no tenía que estar ahí. Las calles lucían desiertas, helicópteros y avionetas sobrevolaban la ciudad vigilantes, para muchos, demasiado tarde. No se puede evitar estar en Morelia y no sentir en el ambiente la energía de la tristeza, del miedo, de la rabia. Para mi sorpresa, no había ningún retén en la frontera con Guanajuato, ni a la entrada ni a la salida de Morelia, contrario a lo que se pudiera pensar, ni un policía, en las calles, el ejército estaba concentrado en el centro. El olor a sangre y metralla se percibía en el lugar de la inaceptable tragedia. No hubo desfile, no había motivos de celebración, ni en Michoacán y desde mi punto de vista en México entero, todas las personas que vi me manifestaron su incredulidad y su terror ante los hechos, algunas otras que tenía pactado ver no salieron ni a la calle. A cada momento crecía en mi un sentimiento como nunca lo había tenido, un sentimiento lleno de impotencia, de desesperación, de tristeza, y sobre todo de incertidumbre, una pregunta me asaltó y me llenó los ojos de lágrimas: ¿Qué país les estoy entregando a mis hijos? Y así sucesivamente me vinieron mil ideas y preguntas a la cabeza, me puse a pensar que si un puñado de rufianes pone a temblar a más de cien millones de mexicanos, ¿Qué sería de nosotros en un estado de verdadera guerra?¿Qué estamos haciendo como sociedad para parar esta inaceptable situación? La respuesta quizá, como dice Dylan, esté en el viento, sin embargo de aquí en adelante estoy seguro que tu y que yo, que ya no queremos violencia, que ya no queremos muerte absurda, que no queremos ver justicia ciega, sorda y muda, que no que no queremos gobiernos pusilánimes y permisivos, haremos lo mínimo indispensable que puede hacer un ciudadano de cualquier país que se diga civilizado: alzar la voz, no callarse ante la corrupción, la injusticia y la violencia, no callarse ante la impunidad, no voltear la cabeza y pretender que no vemos lo que sucede, no dejarnos distraer por falsas alegrías. Ya no mas, no podemos pretender que lo que paso es lejano a nosotros, esto paso a dos horas de aquí, A DOS HORAS, quien no puede decir que los mismos que agredieron a policías con granadas hace una semana en nuestra ciudad (“la mejor para vivir”) no son los mismos causantes del cobarde atentado en la capital Michoacana. No cerremos los ojos, es el ruego, no permitamos que nuestros hijos hereden este hermoso país hecho ruinas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sobre los atentados de Morelia quisiera decir que no hemos pensado en que muchos que en este momento se estan dando un toque de mota o de coca son también responsables de la violencia del narco. ¿Que podemos hacer? NO ABRIR LAS PUERTAS DEL INFIERNO.