21 febrero 2008

Relaciones pornográficas

Por: Paola Arenas

En pocos años el Internet se ha vuelto parte de nuestra vida, un medio de comunicación donde es nuestra elección tener la personalidad real de nuestras vidas o permanecer anónimo. A partir de este estilo de comunicación en que el mundo se hace pequeñito, hemos visto casos en los que parejas se reúnen a pesar de kilómetros, culturas distintas etcétera. Este montaje retrata la búsqueda de algo más, la búsqueda de satisfacción, la inquietud por lo desconocido.

Ella (Ana Coiquetti) se suscribe a un sitio para encontrar a alguien que cumpla con una fantasía sexual, sin más que ofrecer que el placer de realizar una fantasía, y entonces aparece Él (Hernán Mendoza), un hombre un poco temeroso ante esta nueva experiencia. Ambos cuentan a una psicóloga (Natalia Traven), la historia cada quién por su parte, mientras esta relación con todo y sus reglas de no hablar de cosas personales, se va convirtiendo en una necesidad, y se involucran, sin decirse los sentimientos.

El montaje tiene un ritmo que por momentos llega a caerse, un poco lento, sin embargo el trazo escénico y la escenografía dan gran fuerza al montaje al tener una escenografía muy práctica en la que con dos paredes y una puerta giratoria al fondo llenos todos de cuadros de distintos tamaños y colores, que son un poco desconcertantes al principio, empiezan a tomar forma cuando los actores meten y sacan elementos de estas paredes, como mesas, sillas y una cama; el trazo hace que el público no se pierda en los momentos en que con los tres personajes en escena, estamos presenciando dos situaciones distintas y no interactúan personajes entre sí.

El público recibió bien a los tres actores, que al final pidieron un aplauso para el productor leonés, que por primera vez se atrevía a traer teatro a su ciudad natal, cosa de aplaudirse y agradecerse, ya que pocos productores se animan a tomar este gran riesgo.

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