16 abril 2009

Clint Eastwood, multifacético,...

Por: Karla Evelia Gasca.

En estos días las películas nominadas al Oscar llenan las carteleras de los cines, por lo que hablaremos dos de ellas: Gran Torino y El sustituto, ambas del director, actor, productor y músico Clint Eastwood.

Gran Torino es una excelente película en donde Clint Eastwood actúa y dirige. El personaje que interpreta el director es el Walt Kowalski, un viejo solo, cascarrabias y racista que termina enamorando al espectador conforme avanza la historia. Gran Torino se tratan temas como 
la soledad, la vejez, el racismo, la violencia callejera, las apariencias.
¿Qué hará el viejo Kowalski, un veterano de guerra, recién viudo, amargado, racista, nacionalista, chapado a la antigua y cuya familia quiere mandarlo a un asilo para ancianos cuando se da cuenta de que tiene que lidiar con sus vecinos asiáticos? Es sin duda alguna una película conmovedora, reflexiva con un montón de aciertos como las buenas actuaciones y el toque de humor .

Por otro lado tenemos: El sustituto, que como ya lo había mencionado es dirigida por Clint Eastwood, esta vez la película es protagonizada por Angelina Jolie. La película cuenta con una impresionante trama basada en una historia real.

La historia data a los años veinte en la ciudad de los Ángeles en donde Christine Collins, una madre soltera deja a su hijo una tarde para cubrir un turno de trabajo. Al regresar se da cuenta que su hijo no está en la casa y comienza a buscarlo desesperadamente sin resultados. Al borde de la locura busca la ayuda de la policía local, sólo para comenzar una serie de dudosas búsquedas por parte del cuerpo policiaco quién finalmente y después de varios meses parece haber encontrado al niño. Pero al verlo Christine se da cuenta de que en realidad no es su hijo. La policía trata de convencerla de lo contrario a la fuerza, pero ella sabe la verdad y con ayuda de un pastor presbiteriano interpretado por John Malkovich comienzan una ardua lucha para descubrir lo ocurrido. Un excelente guión y una historia que te deja pensando aún después de haber salido del cine.

Con estas dos cintas podemos comprobar el buen cine de Clint Eastwood que a pesar de sus setenta y nueve años sigue sorprendiendo con un cine con línea clásica, honesta y que, sin pretensiones estilísticas logra envolver al espectador hasta el último minuto.

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