Por: Paola Arenas.
Tal vez sea parte de la idiosincrasia mexicana ser malinchista y así esperar que espectáculos importados superen a los propios en casi cualquier sentido. Así, la sala del teatro Doblado, se llenó de niños el 29 de Abril, a solo unas horas de festejar su día, para presenciar, Cazador de sueños, un montaje canadiense de la compañía Sans Fil , dirigida por André Viens.
El teatro sin cuerdas que presentaron, ciertamente fue mágico, con gran producción, marionetas gigantes, con buena técnica pro parte de los ejecutantes en el manejo de las mismas, y con las voces en español. Lo que me llamaba la atención sobremanera, que ante semejante despliegue, los más atentos eran los papas de los pequeños, ya que ellos perdían la atención muy fácilmente,
La historia va de unos hermanos que tiene sueños y pesadillas recurrentes, y en un día sin sol, empiezan a contarse los sueños que han tenido, con cocodrilos, monstruos, unicornios, vampiros y toda clase de temores representados en seres mágicos. Ambos niños tendrán que vencer sus miedos y enfrentarse en un mundo de fantasía a grandes retos descubriendo sus fortalezas, y la unión entre ambos.
Al final de la función, el director subió al escenario, en un muy buen esfuerzo al hablar en español la mayoría del tiempo, a explicar al público como se manejaban las marionetas, como era que seres inanimados tomaban vida en la oscuridad manejados en ocasiones hasta por tres personas, presentando desde la más pequeña, hasta la de más de 2 metros que representaba un vampiro. Finalizó por agradecer a la gente del teatro y esperando regresar con otro de sus montajes.
Recientemente también vimos “ni esto ni l´otro” de una compañía mexicana con el mismo tipo de marionetas, que mantuvieron al público atento, y que sin tanto despliegue de producción se ganaron la ovación. Aquí es donde se reafirma que el teatro lo hacen los actores, que la magia del teatro no depende de una gran producción.
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