Entrevista a Eva Zöllner

Por Domingo Becerra
Fotografía: Laura Reynoso

¿Cómo se siente al estar aquí?
No es la primera vez que estoy en México y no he conocido mucho la ciudad, pero lo que he visto me ha gustado mucho. Me siento bien y cómoda.

¿Qué pueden esperar las personas que no han visto su espectáculo?
Generalmente la gente no espera ver un show tradicional de acordeón, finalmente está ligado a la música popular mexicana. Esto es completamente diferente y hay que esperar algo diferente.

En la música Latinoamericana, específicamente en México y Colombia, el uso del acordeón es común. Existen músicos empíricos, callejeros; reales virtuosos del instrumento. ¿Qué opinión tiene usted de eso?
No he escuchado mucho la música popular colombiana, pero creo que el acordeón puede ser un instrumento polifacético; de igual manera que se emplea para música vernácula, alegre y ruidosa, también existe la posibilidad de lograr un sonido fino y sutil. Lo que yo hago está fuera de estas concepciones.

¿Qué visión tiene acerca del panorama de la música académica contemporánea, particularmente con el trabajo de los nuevos compositores? Dejando de lado las grandes figuras como Stockhausen, Xenakis, Ligeti.
Por supuesto que estos compositores todavía tienen mucha influencia. Los nuevos compositores están tratando de encontrar nuevas corrientes, añadir recursos novedosos. Lo que escucharán hoy en el concierto en gran medida es grabado, se pretende lograr un dialogo entre lo que se toca en vivo y las pistas del ordenador. Y esto es lo más interesante porque no solo es música electroacústica sino que tiene una interactividad en vivo.

Ya que usted colabora durante el proceso de gestación de las obras que hoy se interpretarán, ¿Cuál es el principal interés en el estilo musical? ¿Busca algo tonal, atonal, dodecafónico...?
No, nunca tonal. Realmente prefiero cosas más locas; llegar al límite del instrumento, incluso más allá, eso es lo que me interesa.

A manera de conclusión de la entrevista e introducción al recital, Eva Zöllner adelantó que en el recital se podría apreciar todos los sonidos que el acordeón puede hacer. Siendo esta una manera muy noble de acercarse al instrumento.