Por Paola Arenas
Durante la noche del jueves, el escenario del teatro Doblado se lleno con 50 bailarines que conforman el Ballet de Amalia Hernández. Con un teatro lleno en su totalidad con un público entregado a un espectáculo lleno de color.
Entre danzas agrupadas en 10 números pudimos ver los matachines, sones de Michoacán, tarima de Tuxtla, la Revolución, Charreada, la fiesta de Tlacotalpan, danza de los quetzales, boda en el Istmo, la danza del venado y Jalisco, donde cada uno contenía de una, hasta 17 danzas.
Así, entre música en vivo, espectaculares vestuarios, escenografías cambiantes y técnica de ballet mezclada con nuestro folklor como sólo este ballet ha podido hacerlo, la gente de León pudo disfrutar de una noche placentera con un espectáculo que llegó a toda clase de gente, porque pocas veces hemos visto el teatro lleno, con interminables filas fuera del mismo, de caras no familiares para aquellos asiduos a espectáculos escénicos.
Este fenómeno lo ha logrado desde 1952 su fundadora Amalia Hernández creyendo que las tradiciones dancísticas de México debían ser rescatadas, llegando a una difusión nacional e internacional inesperadas y nunca antes vistas.
Así el Festival Cervantino cumple con otro gran evento de calidad, acercando públicos a productos culturales a unos días de su clausura.
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