07 noviembre 2008

MALAS PALABRAS

GRUPO ATABAL

Por: Luis Mauricio Martínez

Ayer jueves 6 de noviembre a las 18:00 se presentó en el Auditorio Mateo Herrera del Forum Cultural Guanajuato la obra de teatro Malas Palabras.
Escrita y dirigida por la maestra Perla Szuchmacher y producida por Fernando Flores y Ana Bertha Cruces.
Se trata de un monólogo narrado por Flor, una escritora de cuarenta años, que comparte el momento de su niñez donde se le revela que es adoptada. Con ese sencillo argumento arranca la historia, donde las palabras son presentadas como la base de la comunicación, no son buenas o malas, depende el uso que de les dé.

Desde el primer diálogo, Ana Bertha Cruces (quien también es la actriz de la obra) mostró un dominio escénico exacto. La complejidad de la puesta radica en el manejo de elementos por medio de los cuales representan distintos personajes presentados por la narradora principal: Flor. Elementos sencillos como un florero, abanico, lentes, etc. Con los mismos, transportó al público a diversos espacios de una casa familiar cuando en el escenario la escenografía sólo mostró una especie de estudio de la escritora. Cada personaje tenía un color y matiz de voz único y perfectamente delineado. La mímica que se utilizó como recurso en algunos fragmentos fue excelente. La música y los efectos de sonido, los adecuados. El trazo escénico sencillo, limpio, en perfecta sincronía con los diálogos y la música. Nada faltó, nada sobró. La actriz mostró su experiencia escénica cuando en los momentos de fuga esperaba a que el público cesara de reír para continuar con el guión. Esto es importante pues hay actores que tienen todo tan mecanizado que no dan espacio a que el público reaccione, no respetan ese momento.
Lo único que desentonó la escenografía fue una lámpara de pie que estaba en el extremo superior derecho del escenario que estorbaba a la vista del espectador.
Para haberse presentado en un escenario que no es propiamente para teatro (faltan elementos básicos como luces cenitales, telón, etc.) la obra fue una delicia, pasando de la risa, hasta llegar al punto climático logrando conmover, incluso hasta las lágrimas, a quienes la disfrutaron.
Una obra traída desde la ciudad de Querétaro que es fiel muestra de que las cosas bien hechas no necesitan tanta parafernalia. Un texto sencillo y a la vez profundo, actuado y dirigido por gente que de verdad le apasione el arte escénico es suficiente.

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