Por: Paola Arenas
El teatro comercial, creado para el entretenimiento popular, como “El tenorio cómico”, “A obscuras me da risa” y una serie de producciones de Gou y Gerardo Quiroz, llegando la semana pasada hasta nuestros teatros para darnos ejemplo de cómo un nombre conocido puede más que un gran texto.
Papito querido con las actuaciones de Norma Herrera, El mimo, Sherlin, Ulises de la Torre y Adrián Uribe, Fue presentada el sábado pasado con dos funciones en el teatro Manuel Doblado.
Las risas arrancadas por el elenco a un público leones ávido de olvido y diversión resultaron en una ovación final al descoordinado talento. La historia repuesta por producciones Quiroz después de años de éxito con el Caballo Rojas, trata de las peripecias de un padre por complacer a su adolescente hija cuando los padres del novio desean conocer a la parte femenina del divorciado matrimonio y Luis (Adrián Uribe) se convierte en Luisa demostrando que tan lejos es capaz de llegar el amor de un padre.
Esta obra conceptualizada hace más de una década, cae un poco en farsa al intentar educar a un a sociedad sobre las ventajas de una pareja separada pero sincera y feliz contra una situación llena de mentiras y golpes bajos. A pesar de esto el texto y las improvisaciones salvan el espectáculo con un buen ritmo y la inserción de detalles actuales.
Con algunas cosas aún que afinar, podemos asegurar que conforme corran las funciones se irá afianzando este montaje que estará un rato de gira antes de regresar a la capital.
El teatro comercial, creado para el entretenimiento popular, como “El tenorio cómico”, “A obscuras me da risa” y una serie de producciones de Gou y Gerardo Quiroz, llegando la semana pasada hasta nuestros teatros para darnos ejemplo de cómo un nombre conocido puede más que un gran texto.
Papito querido con las actuaciones de Norma Herrera, El mimo, Sherlin, Ulises de la Torre y Adrián Uribe, Fue presentada el sábado pasado con dos funciones en el teatro Manuel Doblado.
Las risas arrancadas por el elenco a un público leones ávido de olvido y diversión resultaron en una ovación final al descoordinado talento. La historia repuesta por producciones Quiroz después de años de éxito con el Caballo Rojas, trata de las peripecias de un padre por complacer a su adolescente hija cuando los padres del novio desean conocer a la parte femenina del divorciado matrimonio y Luis (Adrián Uribe) se convierte en Luisa demostrando que tan lejos es capaz de llegar el amor de un padre.
Esta obra conceptualizada hace más de una década, cae un poco en farsa al intentar educar a un a sociedad sobre las ventajas de una pareja separada pero sincera y feliz contra una situación llena de mentiras y golpes bajos. A pesar de esto el texto y las improvisaciones salvan el espectáculo con un buen ritmo y la inserción de detalles actuales.
Con algunas cosas aún que afinar, podemos asegurar que conforme corran las funciones se irá afianzando este montaje que estará un rato de gira antes de regresar a la capital.
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