Orquesta Mexicana de Tango en concierto.
Por: Evelia Gasca.
El pasado viernes 12 de septiembre contamos con la presentación de la Orquesta Mexicana de tango dirigida por el arreglista y compositor argentino César Olguín. La Orquesta empezó a tocar a las 20:30 hrs. y aunque hubo unos cuantos problemas con los micrófonos esto no impidió que comenzara la buena música tango. Algunas de las piezas que se interpretaron ese día fueron: El gallo ciego y amor gaucho, conocidas obras del tango que incitaron a más de una pareja a bailar. De esta manera Cesar Olguín termino invitando a las parejas a que bailaran al frente, en donde se les proporciono luces para que todos los presentes las vieran como si se tratara de una milonga (lugar en Argentina en donde se baila tango).Olguín intimó con el público entre anécdotas e historias del tango, entre ellas el hecho de haberle cambiado el nombre a una melodía inicialmente llamada los dopados, por los mareados porque en los años de la creación de dicha obra, el nombre ofendía la moral de la época. Y también algunos chistes en donde mostraba su inconformidad por el hecho de que ninguna de las chicas que bailaban esa noche llevaba minifalda. También contó que era originario de la Argentina, de donde venía su afición por el tango pero que por convicción había adoptado la nacionalidad mexicana, de la cual se sentía orgulloso.
La orquesta mexicana de tango la integran también Raúl Vizzi y Víctor Madariaga en los bandoneones; Humberto López, Natalia Arroyo y Citlalli Hernández en los violines; Alejandro Flores, en el piano, y Mario Cortés, en el contrabajo quienes junto con el director, reprodujeron de manera exquisita la esencia del tango y arrancaron aplausos de los presentes en una noche que no pudo haber estado mejor para el evento.
En lo personal me gustaría hacer una denuncia por estos medios, ya que por desgracia el cuerpo que integra la organización del evento o por lo menos los que ese día se encontraban en la cabina de sonido se mostraron muy groseros al no dejar disfrutar del espectáculo a la gente que se encontraba cerca de ellos por su falta de discreción y su actitud grosera. Comprendo que se vean en la necesidad de hablar cuando se encuentren en aprietos técnicos, pero no concedo el hecho de que hagan comentarios fuera de lugar y que por más que la gente les pida silencio, no hagan el favor.
Creo que todos merecemos respeto.
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